miércoles, 25 de mayo de 2011

Cuando seamos mayores

La escena se presenta así: Dos personas, desconocidas entre sí, toman contacto. Se gustan, lo saben pero hay miedo. Miedo a lo desconocido, temor e inseguridad pues la sensación es nueva. Él lo tiene muy claro, bastante mas claro que ella.

Él la besa y ella le sigue pero se aparta rápido, tan rápido que apenas pueden saborearlo. Pide perdón y nuestra chica se marcha, pero él no se da por vencido. Toma su mano y le dice:

    -Espera, quédate conmigo. Sé que no vas a encontrar nadie mejor que yo pero no por tu culpa, sino por la mía. Pase lo que pase nadie te querrá más de lo que pueda quererte yo y sé que seremos felices. Y digo seremos porque estoy plenamente convencido de ello, que no estamos atado al condicional.

Ella guardó silencio profundo tanto tiempo que parecía que la escena iba a quebrar en mil pedazos. Miraba al suelo mientras él temía por el veredicto.




Pasarán los años y no habrá un día que no me alegre de lo ocurrido, porque hijos, así es como conocí a vuestra madre.

1 comentario: